lunes, 17 de noviembre de 2008

Padres, Madres...Hijos



Cuando lo cogí por primera vez entre mis brazos, sentí que mi corazón palpitaba tan fuerte que incluso temí que pudiera explotar de emoción. Cabía en mis manos, podía protegerlo con ellas, podía levantarlo sobre el resto de la gente y después acurrucarlo en mi pecho. Y él no decía nada, sólo me miraba curioso y tranquilo, con algo de miedo, por eso cuando nos quedamos enganchados uno en los ojos del otro, supe que mi único fin en este mundo era amar a esa criatura sobre todas las cosas.

Su piel era suave y aún conservaba pequeños hematomas en su inocente espalda.

Lloré tanto cuando le acaricié y gimió de dolor.

Sentí rabia, sentí odio, sentí ganas de encontrarme con aquellos monstruos que se habían atrevido a herir a esa personita tan indefensa.

Y le besé. Le besé en la frente, en los párpados, en las manos y en los pies. Le besé el ombligo y la nariz y los labios y le besé la espalda y el corazón. Él no se movía, temblaba.

Dale tiempo, me dijeron y lloré de nuevo.

Me pregunté por qué el mundo es tan repugnante a veces.

Pero él me respondía, porque a pesar de todo sus ojitos brillaban esperando que alguien nuevo le diese un poquito de cariño y una oportunidad.

De repente empezó a llorar y no supe que debía hacer. "Cójale, no tenga miedo, vamos, es su bebé y le necesita"

Y yo lo necesitaba a él.

Con cuidado le abracé y paró de llorar. Volvió a hipnotizarme con su mirada y sin quererlo, me sonrió. Y yo sonreí. Y él, al verme sonreír, comenzó a reír, feliz, feliz. Y yo caí maravillado con su risa.

Entonces comprendí...que era la cosita más bella y maravillosa de mi vida.

Y me lo llevé a casa, con el fin de amarlo y protegerlo de por vida. Y de sufrir por él y de castigarle y recompensarle y enseñarle a respetar y amar.

Y mi marido sonrió conmigo, con nosotros.

Porque los dos amábamos a ese pequeño que había llegado por fin a nuestras vidas.


Un día, al cruzarme con unas vecinas escuché que mi hijo era un desgraciado por tener los padres que tenía.

Simplemente dejé la compra en el suelo y me di la vuelta.


"Mi hijo es feliz. Ayer mismo dijo su primera palabra. ¿Saben cual fue? Dijo papá. Y lo dijo mirándome. Y luego miró a mi marido y también le llamó papá. ¿Y saben qué? Mi hijo no es un desgraciado, pero si lo fue. Lo fue cuando sus padres biológicos se dedicaron a pegarle palizas porque lloraba demasiado, o no quería comer o simplemente molestaba. Su madre y su padre no tenían un certificado que demostrase que eran buenos padres y yo sí lo tengo, porque he luchado mucho por conseguir adoptar a mi pequeño. Si después de esto siguen pensando que por tener padres homosexuales mi hijo será raro o desgraciado, háganlo, me da lo mismo. Porque él será mucho más educado, tolerante, abierto y sensato que todas ustedes, téngalo claro, porque vamos a esforzarnos mucho porque así sea."


Recogí la compra y entré en casa. Mi marido estaba sentado junto a la cuna, tocando el piano. Y nuestro hijo le miraba absorto, empapándose de la música. Al verme entrar comenzó a patalear para llamar mi atención y yo corrí hacia él y lo levanté por los aires, mientras él reía.

Mi trocito de vida, nuestro trocito de vida.



Supongo que sobran las palabras, todo queda claro y es contundente.

Me río yo de Rouco Varela y su concepto de familia y de las manifestaciones sobre la familia y la figura del padre, la madre y los hijos, ya puesto faltan el perro, el gato, la tía abuela misionera y el tío que vive una mansión en Escocia.

Sí, me río. Porque una familia no tiene un número de miembros establecido.

¿Acaso unos abuelos que crían a sus nietos porque sus padres han fallecido, no son una familia?

¿Acaso una madre soltera y su hijo no son una familia?

¿Acaso un padre con tres hijos y viudo no son una familia?

No...me dicen, es que los homosexuales no deben adoptar. ¿Por qué?

Entiendo...prefieres dejar que un niño siga siendo huérfano antes de ser criado con amor?

Ah...que me dices que prefieres que antes lo adopten una mujer y un hombre. Si eso es lo que te preocupa, puedes tranquilizarte.

Por desgracia, tenemos muchísimos niños huérfanos en todo el mundo como para pensar que las parejas homosexuales van a quitarles niños a las heterosexuales.

¡Por Dios! Estamos hablando de niños que cumplen los 18 años sin haber tenido cariño y afecto en sus vidas. ¿Preferís que crezcan así antes que con dos padres o dos madres que les darán todo el amor que puedan y más?

Hay muchos, muchísimos padres biológicos (madres y padres) que no saben educar, que deberían tener prohibido tener hijos, pues sólo saben malcriar o maltratar.

Qué más os da.

No seáis paletos. Alegar que un hijo de homosexuales saldrá "raro" es patético ¿en qué os basáis?

Ah...¿Volvemos a los patrones familiares de padre, madre, hijos?

¿Y los hijos que son huérfanos de padre al nacer? ¿Son "raros"? ¿No verdad?

¿ Y los huérfanos de madre? ¿Lo mismo quizás?

Que poquito cuesta abrir la mente, que poquito cuesta reconocer la propia ignorancia.

Y encima los que pensáis así creéis en "el avance y desarrollo del mundo", pues empezad por tolerar, si no vais de culo contra el viento (perdón por la expresión).

Queda mucho por cambiar, pero no es imposible.

Y no sé a vosotros, pero es que a mí la foto de Anne Geddes me hipnotiza...
Se lo dedico a dos mujeres que sé que, seguramente, quizás no, se emocionen mucho cuando lean mi nuevo relato. Mis Mª Ángeles favoritas (la Rubia y la morena) os quiero mucho.

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