domingo, 30 de noviembre de 2008

Cuando éramos jóvenes

Esta mañana me pasó algo maravilloso.

Se me llenó el corazón de ilusión.

Desperté adormilado y, al girarme hacia el otro lado, me encontré con tus párpados cerrados y tus pestañas me rozaron la nariz.

¡Qué sensación verte ahí tumbada a mi lado! Tan armoniosa, tan pura, princesa de mis desvelos.

¡Qué afortunado me sentí al contemplarte!

Entonces, cauteloso, besé tu frente y te arropé con cuidado.

Quién lo diría.

Quién me diría a mí...que llevo 59 años despertando a tu lado...

y me sigue pareciendo que anoche, al acostarnos, fue la primera vez.


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