Esta mañana me pasó algo maravilloso.
Se me llenó el corazón de ilusión.
Desperté adormilado y, al girarme hacia el otro lado, me encontré con tus párpados cerrados y tus pestañas me rozaron la nariz.
¡Qué sensación verte ahí tumbada a mi lado! Tan armoniosa, tan pura, princesa de mis desvelos.
¡Qué afortunado me sentí al contemplarte!
Entonces, cauteloso, besé tu frente y te arropé con cuidado.
Quién lo diría.
Quién me diría a mí...que llevo 59 años despertando a tu lado...
y me sigue pareciendo que anoche, al acostarnos, fue la primera vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario