viernes, 21 de enero de 2011

Ella

Siempre pensé que su cuerpo era perfecto porque, de frente o de perfil, podía dibujar sobre ella líneas imaginarias.
Así convertía unos vaqueros rotos con camisa verde
o un vestido marrón con botas a juego y medias grises,
en las curvas de América,
en un jarrón chino,
o en banderas ondeando al sol.
Y así me entretenía en silencio, mientras ella paseaba de un lado para otro preguntándose cuándo, cómo y dónde perdió los pendientes de su abuela.
Esos mismos que mientras tanto yo guardaba en mi mano, culpable, sólo por verla correr de aquí para allá.

Yo creía que no había belleza mejor y más natural
que su cintura al tumbarse de lado,
paraíso de mis ojos y recreo de mis dedos antes de dormir
y al despertar.
Estaba seguro de que la octava maravilla del mundo era su ombligo.
La única cicatriz perfecta que simboliza la unión más fuerte,
redonda como la tierra y profunda como el alma.
Por eso dicen que por ahí se escapa si ríes demasiado, algo que a ella le ocurre todas las veces.
No tenía duda alguna de que la perfección de cada pedazo de ella era aquello.
Pero me equivocaba.

Lo descubrí cuando la redondez destronó a Venus
y me resultaba imposible reconocer su cintura al dormir,
o me cansaba al recorrerla con mis dedos.

Por eso volví a sentarme en nuestro sofá de mil plazas,
volví a esconder en mi mano sus pendientes
y esperé para verla correr de un lado para otro.
Esta vez era más lenta, más prudente.
Buscaba de una forma diferente, como si emanase de su pecho una madurez para mí antes desconocida.
Fue en aquel instante, al dibujar, desesperado, sus líneas en mi mente y fracasar en el intento,
cuando me di cuenta de que la belleza que yo creía insuperable me mostraba un peldaño más.
Por eso abrí mi mano, dejé caer los pendientes
y con ella intenté alcanzarla, moviendo ansioso mis dedos,
con el inocente deseo de formar parte de aquel milagro.

2 comentarios:

Laura Fernández. dijo...

Precioso, un regalo para los sentidos este tributo a la feminidad y la maternidad.

Elpaísdelasmaravillas dijo...

Que bonito....me has dejado sin palabras