viernes, 7 de enero de 2011

Son mías

Ven, piérdete conmigo.
No me preguntes nada, no tengo respuestas, nunca las he tenido.
Escucha eso que se acerca, quieto, no hables.
¿Lo sientes?
Pues vamos...
Vuelve a meter las manos en los bolsillos
quizás hoy encuentres las canicas que ayer perdiste
y puedas volar.
Decía Campanilla que sólo se necesita un pensamiento alegre.
Tú eres mi pensamiento alegre.
¿Cuál es el tuyo?
Corre...que pronto amanecerá y no estaría bien que nos pillase todavía despiertos.
Acomódate entre las alas de este inmenso dragón
y no temas, yo os guío. No sé a dónde, pero intuyo que es algo bueno.
Duermes... qué fácil ha sido.
Duermes tranquilo porque confías.
Y eso me da tanta fuerza que podría recorrer el mundo sin descanso ahora mismo.
Vámonos te digo.
Y, en sueños, sonríes.
Algo rompe el silencio de repente, será el sol que bosteza.
Despiertas, me miras
y tus ojos aquí arriba parecen dos gotas de mar que ascendieron.
Y son mías.

2 comentarios:

AuRoRa cRePusCuLaR dijo...

Acabo de llegar a tu blog de casualidad y me ha encantado... Preciosa y muy acogedora la bienvenida... Y este escrito, me ha gustado mucho, me ha hecho sonreir y burbujear por dentro...

Enhorabuena¡¡

Seguiré recalando por aquí.
Un saludo¡¡

Anónimo dijo...

Otra vez más, me encanta :)