domingo, 30 de enero de 2011

Incongruencias

El mendigo de la esquina cayó al suelo muerto de frío, veloz corrí y le sujeté, él me dijo: Use mi i-phone para llamar. Y lo usé.
La misa de las 12 terminó en aquel momento y las zorras y focas salieron apresuradas, todavía con la ostia en la boca, para tomarse el vermut y quitarse ese sabor de galleta caducada.
Al verme, se acercaron. Al principio tuve miedo, pensé que una manada pintoresca quería devorarme.
Luego vi que debajo de las pieles había ojos y bocas. Respiré aliviado.
Desde una distancia de seguridad me lanzaron pañuelos y monedas, que yo agradecí, sin entender para qué.
Una vez cumplimentaron su buena acción del día, desaparecieron.
A lo lejos un coche de la policía paraba a tomarse el pincho de media mañana, un perro sin correa mordía a un pederasta a la puerta de una guardería y un fumador pasivo era apaleado por mascar chicle en la vía pública.
Ah, no, resultó ser un exfumador en vías de dejarlo. Los chicles eran de nicotina.
Los antitaurinos se manifestaban en la calle contigua, al grito de "basta ya" mientras las SS cargaban sus metralletas desde las azoteas a la espera de una señal.
Y una adolescente embarazada se preguntaba si este mundo era idóneo para criar a su futura hija.
Mientras tanto llegó la ambulancia, privada claro. Tuve que pagar al momento, sólo tenía seis euros. Menos mal que un africano que por allí pasaba dejó su manta en el suelo y me ofreció su tarjeta de crédito.
Fue un golpe de suerte.
Se llevaron al mendigo, al pederasta y a tres drogadictos que debatían sobre la homosexualidad en un banco cercano.
Todo lo pagó el africano, claro.
Una vez recompuesto, seguí andando.
Al llegar a casa, exhausto, mi mujer ama de casa me quitó la zapatillas, me desvistió y me llenó el vaso.
Entonces Dios se sentó a mi lado y tras encenderse un "piti" exclamó:

"Yo no inventé los idiomas para que no pudiérais entenderos, sino para que hubiese más riqueza cultural".

Y asentí, pasándole mi vodka, mientras en la tele le daban el Premio Nobel de la Paz a Satanás.

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