miércoles, 12 de marzo de 2008

Ajenos a la tormenta, aunque escuchemos los truenos

Cierra los ojos, ciérralos con fuerza, no escuches esas voces que gritan detrás de la puerta.

Tapa tus oídos, sube el volumen del televisor, no dejes que ese sonido, precediendo a un gran dolor, pueda perturbar la paz que guardas en tu salón.

Y cuando sientas que todo está en calma, baja el volumen y levántate del sillón.

Sigue tu vida, lávate las manos, limpia la cocina, piensa en el verano, y si en algún momento escuchas que la tormenta regresa a la casa de al lado, cierra bien la puerta, no hagas sonar tus pasos, demuestra que eres ajeno a todo lo que está pasando.

Porque tú no eres nadie para arreglarlo.

Al encontraros en el ascensor, y oírla gemir cuando sin querer rozas su brazo, disimula, pregúntale por el trabajo, borra ese pensamiento que golpea tu cabeza, ése que te dice que alguien le está haciendo daño.

Porque ¿qué puedes hacer tú? ¿si no eres nada más que un vecino? Prefieres cerrar la boca, son problemas comunes entre mujeres y sus maridos, si ella consiente esas palizas será porque lo ha querido, y luego qué mal te sientes al pensarlo, pero hemos llegado al bajo y ella educada, te ha dicho "hastaluego" y se ha ido.

Quizás mañana...y así engañas a tu conciencia.

Pero mañana volverás a escuchar los gritos, y sabrás que ese ruido no fue por romper sin querer un vaso, cuando veas que en su rostro ella tiene un puñetazo, quizás se haya caído, mejor no la miro...se abre la puerta del ascensor y llegamos al bajo.

Hasta que un día te enteres de que la ha matado.

Y un reportero te pregunte "¿conocía usted a la víctima?", y respondas cabizbajo "sí, y las peleas eran frecuentes en su casa", y nadie te dice, "Entonces, ¿por qué no hizo usted algo?".

Nadie lo pregunta porque duele demasiado aceptarlo, que estuvo en tus manos arreglarlo, pero como era mancharse de mierda lo mejor fue ir dejándolo, pensar "seguro que lo arreglan" pero ella ya no está aquí para contarlo.


Si sabes que alguien que conoces puede sufrir maltrato, ya sea una mujer, un hijo, un anciano, dilo. Abre la boca y suéltalo, que todos lo sepan, que todos hagan algo, que la víctima se sienta rodeada de gente que puede ayudarla porque para eso estamos, para gritar por los que tienen los labios sellados.


Hoy por vosotras, en especial, por esos ángeles, esas mujeres, esas mujeres asesinadas.

Porque valéis demasiado como para dejar que un imbécil os controle.

No estáis solas, y jamás lo estaréis.



"Mamá, despierta mamá. ¿por qué estás tumbada en el suelo? ¿Mamá? ¿Por qué tienes sangre en la cabeza? Contéstame mami...¿estás enfadada conmigo? Ah, no...estás dormida. Mami, despierta mami que quiero enseñarte el dibujo que he hecho, ¿mami? ¡Mamá despierta! ¿Mamá qué te pasa?Hazme caso mamá, ¡despierta mamá!. Papi, ¿que le pasa a mami? ¿Por qué estás llorando? Papi, ¿porque tienes las manos llenas de sangre?"

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