martes, 25 de marzo de 2008

Él

Hace un tiempo recibí una carta y olvidé escribir aquí en mi blog lo que en ella leí. Sí, es cierto que no era una carta de papel, ni de pergamino, ni de cartulina, tampoco tenía letras, ni símbolos, ni dibujos, ni estaba escrita con tinta, ni carbón, ni pintura. No tenía empiece, ni fecha, ni remite. No llevaba sobre, ni dirección. En realidad no pude leerla, sólo sentirla.
Porque las cartas que me escribe mi abuelo no vienen con sello de Correos.

Este blog comenzó como un pequeño rincón donde la nieta del impresor podía escribir todo lo que pasase por su corazón. El nombre no lo puse yo, lo puso él susurrando a mi cabeza mientras dormía. No siempre podemos recordar a los que se van, porque tenemos el deber que continuar nuestras vidas, pero tenemos también la obligación de mantener vivo su recuerdo, y eso se consigue recordando todos los buenos momentos que vivimos junto a ellos.

Eres ese anciano que me enseñó a dibujar, que veía como destrozaba todas sus plumas y rotuladores, y aunque los escondía casi bajo llave, la pequeña nieta lograba encontrarlos y machacarlos para pintar sus garabatos. Nunca se atrevió a decírmelo, quizás porque sabía que un sólo gesto en su cara que me dijese que le había defraudado podía conmigo; es curioso como he de reconocer que siendo sólo una canija, la persona que más miedo me daba hacer enfadar era a él, porque jamás lo hacía, porque para castigarme se llevaba un dedo a los labios, guiñaba un ojo y sacaba de su bolsillo un pequeño caramelo de menta.
Te echo de menos.
Si estuvieras aquí te contaría tantas cosas...
Sé que leerías este blog, aunque imagino la que podrías armar para encender sólo el ordenador.
Porque esos detalles sólo tuyos nadie podrá arrebatárnoslos.
Eres el único abuelo que en mitad de un avión en pleno despegue decidió ir al baño, y la azafata por el altavoz "le rogamos al caballero que se siente porque estamos despegando", y mi tía a mi lado, "¿quién será es señor?", y acto seguido asomarse y decir "¡Pero si es mi padre!" y todos reírnos...
Eres el único abuelo que le sujetó unas bolsas de la compra a una mujer en la calle, y luego descubrió que en realidad era una ladrona de un supermercado y casi le pillan a él como cómplice.
Eres el único abuelo que en una manifestación de "No a la guerra" sujetó una bandera del orgullo gay porque un joven se lo pidió para poder agacharse a atarse los zapatos o buscar algo en su mochila.
Eres el único abuelo que les regaló a sus nietas, y a las amigas de sus nietas, y a sus nietos ( ya sabéis quiénes sois) las historias de Disney dibujadas y pintadas a mano por el mismo.
Eres el único abuelo que cada fin de semana venía a mi casa a las 10 de la mañana aún sabiendo que estaría hipnotizada viendo la televisión y desayunando mi Neskic, sin hacer caso a nada ni a nadie, sólo porque ibas a vernos.
Eres el único abuelo que se agachó cuando una niña le contaba sus historias ininteligibles y le respondía a todo porque realmente la entendía.
Eres el único abuelo en cuya despedida final, en esos lugares llamados velatorios que suelen ser tan tristes y horribles, se escucharon risas de sus hijos, sus amigos, sus nietos, sus sobrinos...porque nadie quedó indiferente ante el recuerdo de todas las anécdotas que ese anciano había protagonizado.
Eres el único abuelo, en cuyo entierro, como me dijo mi tía Mª Ángeles mientras caminábamos juntas, "el único abuelo en cuyo entierro se estropeó el coche de la funeraria, porque él no quería irse de este mundo sin dejarnos su última anécdota, su anécdota final, por eso cuando el coche quedo parado en mitad del camino, mi tía me miró a los ojos y sonrió.
"Así es como quiere que le recordemos, sonriendo"
Y así te recordaré abuelo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por lo que leo tu abuelo era un crack. Sigue escribiendo así de bien, no lo malgastes en estudios ;)

MUFASA.