domingo, 4 de enero de 2009

Hacia delante pequeña


Después de tanto llanto y ganas de coger el teléfono para mentir diciendo que ella nunca tuvo razón, sin saber cómo, algo le dijo que era hora de cambiar.
Aquella noche el pijama se quedó en el cajón de la mesilla y, cuando despertó, se hizo la despistada y caminó desnuda hasta el salón.
La libertad emanaba por fin de su cuerpo, era el momento de ser feliz.
En la radio no sonaron canciones de amor, sino de ganas de vivir. Desayunó leche fría y fresas con miel. Después se pintó los labios y las uñas de los pies. Se dio un baño de sales y se quedó sumergida durante 70 segundos. Cuando volvió a respirar descubrió que era capaz de aguantarlo todo.
Y al mirarse al espejo gritó "¡Soy preciosa!" y una vecina que estaba lavando las alfombras en el patio alzó la cabeza y sonrió.
Que gran verdad es esa que dicen, "la felicidad es contagiosa" y ella esa mañana ella supo que por muchos golpes que de la vida, nunca te matan sino que te hacen fuerte.
Se puso tacones y salió a la calle con el vestido más corto y más colorido que tenía.
Un día de Enero a las 10 de la mañana...pero daba lo mismo, cualquier momento es bueno.
Ese día él dejó un mensaje en el contestador pidiendo una nueva oportunidad...
Cuando ella lo escuchó, sintió tambalear por un momento su nuevo mundo...
Y sentada en el sofá viendo la película de Bridget Jones, recordó con sonrisa malévola como había sonado, haciéndose añicos contra el suelo de la acera, su pequeño y anticuado contestador.

1 comentario:

Victor Abarca Ramos dijo...

todos somos un poquito bridget....me refiero a lo patéticos que somos con todo lo referente al amor. es absurdo dedicarle tantos quebraderos de cabeza a algo que es tan sencillo. ooops! el amor sencillo!? uffff....

bueno, cambiando de tema: me gusta la decisión de romper el contestador.


un beso pequeña