lunes, 5 de enero de 2009

Seamos lo que seamos, estaremos juntos

Él llevaba sombrero negro, de esos de películas antiguas tales como "El Padrino". Sólo se lo ponía por darle un punto diferente a aquellos días de lucha, sonrisas y mucho en lo que pensar.
Ella prefería seguir pintándose la raya del ojo, como había hecho estando en Madrid, aunque aquí las ganas de sentirse guapa no eran uno de sus principales quebraderos de cabeza.
Las calles de Malabo olían a la pureza de mar, él fumaba tabaco en pipa, decía que era porque no quería morir sin sentirse un poco "Holmes" y ella sonreía soñando con los desiertos que la retaban desde la otra orilla, allí en el continente.
Parecía que los sueños se cumplían, aunque ambos sabían que quedaban muchos necios con los que acabar.
- Recuerdo cuando escribiste en tu blog una historia sobre nosotros y el futuro, ¿quién lo diría verdad? ¡Quién diría que lo estamos cumpliendo!
- Sí...parece mentira, pero me siento muy orgullosa, mereció recorrer el camino por mucho miedo que nos diese.
Un móvil empezó a sonar. Él respondió, mientras ella acariciaba el anillo de su mano izquierda, un regalo de un niño que conoció en Mali. Siempre que lo tocaba sentía que volvía a ver aquellos ojos negros.
-¡Eran ellos! La campaña va viento en popa. Hemos recaudado suficiente para llevarlo al otro lado de la frontera y en cuestión de días tendremos cargamento suficiente para todas las aldeas, ¡he dicho todas!, e incluso hemos movilizado a personajes de dinero.
- Es una buenísima noticia, gracias a ti.
- ¡Vamos! ¡A los dos! Tú me inspiraste, yo le di forma y acabamos teniendo en el culo a 40 peces gordos con malos humos.
- Que nos quieren ver muertos...
- ¡Ya no pueden! Vamos, ¡ríete conmigo! Hemos conseguido movilizar al mundo, ¿no era ese tu sueño?
- ¡Sí!
Se abrazaron. Por un momento olvidaron que estaban en África. Por un momento olvidaron que acaban de conocer una noticia que cambiaría el mundo. Olvidaron que eran los culpables de que medio mundo hubiese tenido que gritar de espanto al ver las imágenes y fotografías que representaban una cruda realidad: la situación de los más desfavorecidos, una campaña que ambos habían dirigido mano con mano, cámara con vacunas.
Por unos segundos olvidaron que eran los granos en el culo de unas cuántas multinacionales y farmaceúticas extranjeras que como garrapatas llevaban siglos chupando la esencia del continente dorado.
Lo olvidaron...porque al mirarse no se vieron a sí mismos, sino a aquellos jóvenes que un día en un vagón de tren divagaron sobre las injusticias del mundo.
- Yo trabajaré con alguna organización, allí sí que se necesitan médicos.
- Yo quiero hacer campañas para ONGs, no quiero ser un publicista normal, quiero ser conocido por mis fotos, unas fotos que enseñen lo bueno y lo malo de este lugar.
- Pues un día nos uniremos y lucharemos contra los ricos que controlan a los pobres, ¿te apuntas?
- ¡Sí! Es cuestión de intentarlo ¿no?

Atardecía en Malabo. Las calles olían a sal. Aquella pareja de amigos continuó su paseo hacia el hotel. Quizás pensaban en el regreso al hogar, quizás pensaban que aquel ya era su hogar, puede que saborearan la victoria después de tantos obstáculos, a lo mejor se imaginaban recogiendo un Nobel o el abrazo de una de esas madres enfermas a la que acababan de salvar, puede que siguieran recordando aquellos años de universidad llenos de vanalidades y sentimientos puros, o simplemente, sonriesen porque el mundo sí parecía tener 7 vidas, como los gatos.
- 7 vidas...como los gatos.
- Acabó de recordar a Eva.
- Yo también.

Y la Isla de Bioko durmió plácidamente aquella noche.


(Dedicado a mi querido Mr. Green)

2 comentarios:

Victor Abarca Ramos dijo...

Joo pequeña, me ha encantado lo que has escrito. nuevamente has dibujado una gran sonrisa en mi cara. nuevamente me has dado fuerzas para continuar con esto, con esta carrera que parece que solo tiene dos caminos: el de la fama y el de la humillación. La gente no entiende que la publicidad no solo puede vender un producto, sino transmitir una idea, crear un moviento, cambiar el giro del mundo. Y algún día lo conseguiré. No hay que luchar contra los ricos, no. No hay que luchar contra las personas influyentes, no. Hay que trabajar con ellos, hablarles en su própio lenguaje y así poderles transmitir la idea: este mundo no es correcto, pero está en nuestra mano cambiarlo. La mera observación pasiva de los hechos hace que dia a dia construyamos una sociedad enferma, construimos la nación enferma de Nietzsche. Y eso puede cambiar. Solo se necesita a un puñado de soñadores, a un puñado de personas que pongan pasión en su trabajo y no en su bolsillo. y como dijo John Lennon: You could say that i'm a dreammer but i'm not the only one. Y no, no soy el único, tú tb estás. Asique pequeña no dejes de luchar por lo que realmente piensas, no dejes que ahoguen tus gritos. No olvides quien eres.

Buenas noches pequeña.

Gattaca dijo...

ohhh que bonito Laurita!
Así a de ser, los años no han de separar, han de fortalecer los lazos si estos son firmes!
Los caminos se pueden incluso separar, la gente cambia pero las esencias de laspersonas si son verdaderas no cambian jamás, por eso no te voy a pedir que no cambies, porque se, que gracias a dios, no lo vas a poder hacer!
Me gusta ese afan tuyo de ayudar, tienes un corazón enorme niña... tan grande como tus ganas de hacerlo, tan grande comotu capacidad para emocionar.

Mil besos y ronroneos para ti, madrileña hermosa!