lunes, 3 de diciembre de 2007

Vamos a escribir improvisando...

Aristóteles dijo que no existe la inmortalidad pero añadió que cada escrito, cada palabra grabada a puño y letra, cada dibujo en el suelo, cada herida que grabaste a fuego, cada silencio que quebraste con tus gritos, cada obra creada por ti te haría inmortal en el tiempo.
La nieta del impresor añade: "Alza tu pluma y sé eterno"


Déjame embriagarte con el perfume más cruel de la discordia y sembraré entre tus males semillas moradas de trigo y de gloria, que llenen de luz los desvanes oscuros y sucios de tu memoria. Aquellos que albergan en sus terribles entrañas divanes azules, plagios y telarañas.
Y germinarán las risas a borbotones y carcajadas, surcando la brisa que escapa por una vieja puerta cerrada. Allí donde la apariencia viste una bata gris de rosados botones y mangas color carne deshilachadas...
Donde la belleza de lo absurdo cubre de azúcar glass nuestras pisadas, mientras el señor Escribir no ve relevante bailar con la Cordura y suena de fondo la melodía que canta el dolor a dúo con el claqué que regala la Nada, donde mi voz se hizo agua cuando Groucho se ahogó fumando aquel puro, donde se desnuda por 20 duros la locura, cuando se cierra el telón sin aplausos y la obra de Calderón se acaba..."porque los sueños, sueños son..."...y sólo quise escribir improvisando.

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